“Alimentados en el círculo del hambre por
incontables seres a cuyos ojos acuden el mismo miedo y la misma ternura, y
soportados por millones de esclavos que han perdido su origen y sus cuentos,
¿qué haremos con la vigilia?” Chantall Maillard, La mujer de pie. Galaxia Gutenberg, 2015 .
“Me llamo
desamparo
duermo de pie
como las
bestias”
“Cada mañana
junto a las
alpargatas
mi vida”
“De esta
oscuridad
a otra
oscuridad
un camino de
piedras”
Par de botas, Van Gogh.
No es lo mismo imaginarse lo que se siente pudiendo estar en sus botas,que no alpargatas, que estarlo)
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(Sobrevivió una anciana.Viste la piel de un perro vagabundo.
Sin luces, balbucea.
No tiene descendencia.)
“Desandar
lo andado. Aspirar a encontrar un pueblo sabio, un pueblo antiguo, un pueblo
elefante, cuya fuera no estuviese al servicio de la agresión, la conquista o el
poder, que tan sólo exigiese que se respetará su derecho de paso: el camino
sagrado por el que la manada atraviesa los territorios sin dañarlos”.
“Hallar un pueblo sabio. Desear salvar
la tierra si tan sólo se hallase uno”.
Todas las citas
de poemas: Chantall Maillard. (“La herida en la lengua”, Barcelona, Tusquets,
2015)
En “Diarios Indios” Chantall Maillard manifiesta
que el motivo de sus viajes a la
India fue la búsqueda de sí misma; son por tanto viajes de autodescubrimiento.
Y en el inicio de dicho libro nos dice:
“Es difícil
llegar a uno mismo, tal vez porque también es difícil hallarse en situaciones desacostumbradas en las que
sentirse absolutamente desamparado, ese es el problema, todo se nos ha hecho
habitual, previsible, todo está siempre dispuesto, y es que sólo las situaciones
digamos aporéticas, aquellas en las que nos encontramos totalmente desprovistos
de recursos son las que cerrándonos el mundo exterior nos obligan a franquear
los límites de nuestro interior”
Y luego:
“Los lugares nos quitan y nos dan su fuerza,
pero cuando alguien logra vislumbrar su propio centro se convierte en lugar
para sí mismo y para otros”.
“Las ciudades interiores se edifican
alrededor del centro llegando a menudo a ocultarlo por completo. Nos asentamos
en ellas y nos dormimos. Las ciudades interiores son ciudades-dormitorio, ciudades-balneario,
ciudades-fábrica, ciudades-estante u otras; nos mecen, nos
distraen, nos consuelan y siempre, de mil maneras, nos confirman. Su material
de construcción es el hábito; reconocer es la consigna. Por eso, para que
tiemble el habitante de la ciudad interior, es
menester destrozar el paisaje y quebrantar las costumbres,
confundirle hasta que el cansancio le derrumbe, se quiebren sus planteamientos
más sólidos, sus más estoicas propuestas, se disuelvan sus expectativas, su
paciencia se agote, y el ánimo más severo se contraiga hasta la perspectiva de
un nuevo combate”.
Y se pregunta
sobre ese o esos viajes a la India en el intento de que sean un despojamiento
de las vestiduras del yo o el mí que para ella son pliegues que desvirtúan el
ser como acontecer:
“El mi ese
conjunto de pliegues que vengo reproduciendo desde mi infancia se refuerza con otro plegado... esa carga ese lastre,
si pudiéramos deshacernos de eso”.
“el yo es mi
caballo de batalla,tratamos de averiguar que somos por medio de lo que somos, el yo, y eso es difícil..."
“¿Qué es el Yo? La persona hecho sujeto,
el personaje es uno los problemas. Vamos buscando personajes y autores y no hablamos de los temas".
(Extractos
de “Conversación con Chantal M. Y Antonio Garmoneda en ocasión de la semana de
la poesía de Barcelona, 2010)
“¿Que qué he venido a hacer aquí? ¡La
gran pregunta! Ahora yo preguntaría ¿qué estuve haciendo allá? Un año, dos años
de quejido, replegada sobre mí como una puerta mal cerrada, viéndome en mi
propio quicio, encarando mi reflejo sin cesar, sin tregua. Sin tregua viéndome
frente a mí misma en aquel espacio hueco, aquel espacio del yo que siempre,
siempre es una ausencia. El yo es una ausencia. Cuanto más cerca estamos del yo
más se ensancha la ausencia.
Vienen aquí muchos, como vinimos nosotros, cargados con ese yo, con toda su ausencia a cuestas. Se confunden con ella, con la ausencia. Son huecos andantes, huecos hambrientos, y todo lo que engullen, lo que se llevan, lo que coleccionan, todo se anonada en el hueco, ensanchándolo.
¿Qué vine a hacer aquí? Vine a no saberme, vine a estar. Hago: leo, estudio, escribo, miro, estoy. Estoy en lo que hago, soy lo que hago. Estoy en lo que miro. Soy lo que miro. No estoy. Dejo de estar frente a mí misma.
Sólo el recuerdo de la pregunta; ¿qué vine a hacer aquí? me despierta el otro recuerdo: el de quién preguntaba, al inicio del viaje, por la razón del mismo. Y el espacio que se ha abierto entre quien preguntaba y quien ahora escribe es tanto que me cuesta reconocer la identidad del "mí misma".
Quiero estar aquí. Por eso vine. Simplemente vine para querer estar donde estoy. Sorprendente respuesta, por inesperada. Lo que pensé que sería un adiós definitivo a este lugar resulta ser un encuentro. Un encuentro más allá de lo esperado, más allá de cualquier idea de encuentro o desencuentro.
Vine sin expectativas. Necesaria eliminación del lenguaje que fuerza a las sensaciones. Necesaria limpieza. Necesaria, imprescindible negación. Necesaria, imprescindible des-ilusión. Sólo es posible el encuentro para quien anda desprovisto de esperanza.
El "es" está fuera, no dentro. Dentro es falso. Quien mira adentro con el fin de encontrarse hallará el hueco. Engaños de los falsos místicos, los repetidores de fórmulas. Estamos donde nos proyectamos. Fuera. El error fue establecerse dentro.
O tal vez no fuese un error. Vine aquí con mi hueco. Vine montada en mi ausencia. De repente, el vehículo desapareció. Me encuentro andando con las patas de los búfalos, con la única pierna del tullido, con las tres patas del perro y con su sarna y algo realiza por mí las funciones del cuerpo, sin mí”.
Vienen aquí muchos, como vinimos nosotros, cargados con ese yo, con toda su ausencia a cuestas. Se confunden con ella, con la ausencia. Son huecos andantes, huecos hambrientos, y todo lo que engullen, lo que se llevan, lo que coleccionan, todo se anonada en el hueco, ensanchándolo.
¿Qué vine a hacer aquí? Vine a no saberme, vine a estar. Hago: leo, estudio, escribo, miro, estoy. Estoy en lo que hago, soy lo que hago. Estoy en lo que miro. Soy lo que miro. No estoy. Dejo de estar frente a mí misma.
Sólo el recuerdo de la pregunta; ¿qué vine a hacer aquí? me despierta el otro recuerdo: el de quién preguntaba, al inicio del viaje, por la razón del mismo. Y el espacio que se ha abierto entre quien preguntaba y quien ahora escribe es tanto que me cuesta reconocer la identidad del "mí misma".
Quiero estar aquí. Por eso vine. Simplemente vine para querer estar donde estoy. Sorprendente respuesta, por inesperada. Lo que pensé que sería un adiós definitivo a este lugar resulta ser un encuentro. Un encuentro más allá de lo esperado, más allá de cualquier idea de encuentro o desencuentro.
Vine sin expectativas. Necesaria eliminación del lenguaje que fuerza a las sensaciones. Necesaria limpieza. Necesaria, imprescindible negación. Necesaria, imprescindible des-ilusión. Sólo es posible el encuentro para quien anda desprovisto de esperanza.
El "es" está fuera, no dentro. Dentro es falso. Quien mira adentro con el fin de encontrarse hallará el hueco. Engaños de los falsos místicos, los repetidores de fórmulas. Estamos donde nos proyectamos. Fuera. El error fue establecerse dentro.
O tal vez no fuese un error. Vine aquí con mi hueco. Vine montada en mi ausencia. De repente, el vehículo desapareció. Me encuentro andando con las patas de los búfalos, con la única pierna del tullido, con las tres patas del perro y con su sarna y algo realiza por mí las funciones del cuerpo, sin mí”.
Y pienso, sí, mucha razón tiene en lo que dice, y lo que dice por momentos
entusiasma, pero también hay que considerar que una cosa es irse de las “máscaras del yo”
sabiendo que aunque lejos te están esperando, y que en cualquier momento puedes
volverte y volver a ponértelas aunque requieran de ciertos ajustes -como era su
caso al irse a la India, ya que tenía otra vida en espera en España-, y otra, irse sin poder volver, y sin poder
ponerse máscara alguna de las que antes al ser revestían, o con la
incertidumbre total del exilado en la cual se encuentran hoy tantísimas
personas en su día a día, también sin
refugios(casa, trabajo, identidad) o con algunos muy precarios, aunque no se
les denomine estrictamente refugiadas,
aunque obviamente es en dicha condición que también se encuentran las que así
son llamadas en esta sociedad, aunque los refugios a que deben su denominación
brillen por la ausencia o por las carencias. Hay quienes de verdad solo viajan con las alpargatas como dice
Chantall y en medio de la incertidumbre y certeza angustiosas del hasta cuando, del quizás
para siempre. Y es difícil e imposible vivir,
hacer frente a la vida sin por lo menos
algo de esa máscara o ese caballo de
batalla que para la poeta es el yo. Ese yo que me da una consistencia aunque la
misma sea solamente imaginaria(nombre, profesión u oficio, residencia, trabajo, posición socio económica, etc.) y sin la cual
en esta sociedad se tiende a valer nada.
Quizás a veces
es muy difícil, y no para todo el mundo posible reconstruir sus ciudades luego
del derrumbe, o volver del exilio, y muy
difícil vivir el acontecer sin creer encontrar
el bienestar- felicidad en todo aquello que son logros del yo, y de ahí
la búsqueda de los mismos y el ansia de
repetirnos:
Yo no soy inocente. ¿Lo es
usted?
La realidad está aquí,
desplegada. Lo real acontece
en lo abierto. Infinito. Incomparable.
La realidad está aquí,
desplegada. Lo real acontece
en lo abierto. Infinito. Incomparable.
Pero el ansia de repetirnos
instaura las verdades.
Toda verdad repite lo inefable,
toda idea desmiente lo que ocurre.
Pero las construimos
por miedo a contemplar la enorme trama
de aquello que acontece a cada instante:
Todo lo que acontece se desborda
Y no estamos seguros del refugio.
instaura las verdades.
Toda verdad repite lo inefable,
toda idea desmiente lo que ocurre.
Pero las construimos
por miedo a contemplar la enorme trama
de aquello que acontece a cada instante:
Todo lo que acontece se desborda
Y no estamos seguros del refugio.
Bien pensado, es posible que Platón
no sea responsable de la historia:
delegamos con gusto, por miedo o por pereza,
lo que más nos importa.
no sea responsable de la historia:
delegamos con gusto, por miedo o por pereza,
lo que más nos importa.
“Matar a
Platón” Tusquets, enero 204, Barcelona)
¿Y entonces?, ¿no
será por eso que muchos prefieren quedarse en sus refugios y no querer saber nada de lo que hay más allá
donde la rotura de las tramas deja en un agujero, en el acontecer en presente que puede quizás llegar
a idealizarse mientras se forma parte de la trama? Pero luego, estar ahí, valdrá
la pena aunque ella nos diga que “sólo
es posible el encuentro para quien anda desprovisto de esperanza”. Quizás esa experiencia solo es
posible quizás o aconsejable para quienes están en las ciudades refugio demasiado
dormidos y aferrados, ya que como ella misma dice:
“Esa conexión con lo que está pasando que
habitualmente no se da, porque hay una separación entre lo que te pasa y tu,
esa es la mente la que forma la distancia entre eso y tu, pero cuando conectas
con eso la conexión es tan enorme… que no podrías andar por la vida
continuamente abierto, son brechas, normalmente hay una mampara que
separa, con esa distancia que forma la
mente. (“Conversación con Chantall M. y Antonio Garmoneda”, 28 setiembre
2012, youtube.com)
Obviamente esa mampara que nos separa de
lo real es la fórmula que Lacan sostiene para el fantasma: S<>a,
protección necesaria porque como bien lo dice estar en contacto permanente con
lo real sería la locura o la náusea Sartreana que me remite
a lo real y a la angustia ante ello que trabaja Lacan y de la cual
Chantall también nos habla en estos
términos:
“A veces las cosas se nos aparecen como a Sartre que antes la
raíz que tenía en el parque y que le produjo la náusea ..., porque de pronto la
vio como ex -istente, ya no era la raíz abstracta, la raíz palabra, concepto con lo cual el filósofo se
siente muy a gusto , sino una raíz ahí
algo que ex –iste , y eso ante eso el vértigo, la náusea, porque el que el que está en las ideas no está acostumbrado
a esa realidad , forcejea con ella, pero en las ideas. Lo que acontece,
acontece ahora aquí es una chispa y se desaparece, ya luego la queremos interpretar y cuando la
interpretamos ya la perdemos” (ibídem).
Las verdades ¿no son acaso lo imaginario del fantasma y
nuestros mitos individuales de neurótico(novela familiar) o aquellos colectivos, que intentan explicar y
darnos refugio-saber frente a un
sentir-gozar del cuerpo- real,
trasmisión imperfecta, a medias , verdades verdaderas sí, a nivel
imaginario-simbólico, pero mentirosas respecto a su función de semblant ante lo
real , verdades ficcionales que en realidad dejan siempre sin decir(repiten lo
inefable) la verdad sobre lo real del goce –porque este no puede decirse, sino
solamente sentirse- pero que nos son necesarias porque nos protegen del miedo, no del miedo de saber
sobre eso que creemos verdaderamente ser- ese es el “yo” construcción
imaginaria con el que el ser se confunde-,
sino de saber que no somos eso que creemos ser, que no somos nada, o
somos nada… más que cuerpo mortal,
chispa fugaz, agujero.
Creaciones
propias que obedecen a esta pregunta sobre LO REAL.
DEASANUDADA.
Tanto tiempo
des anudando
Des-a-
nu dada
des nu da
Y ahora
¿cómo a-nudarse de nuevo?
En la
neurosis me anudo,
en la
psicosis no hay nudo,
y me
pregunto qué
¿es mejor?
armar desde
cero el nudo
o el
desanudo
y el trabajo
de hacer de nuevo
¿el nudo?
mismo no, Otro.
Detrás de esa
desnudez
hay otra
primigenia
entera
aterradora
aniquiladora
potenciadora
desnudez
desnuda
detrás de
esa desnudez
¿alguien
puede
alcanzarme
un ropaje?
Pintura de Myrna Baéz
BORRAR
LA HISTORIA.
Se trata sí,
de borrar
la historia
pero para
poder borrarla
antes tiene
que haber sido
escrita
aunque sea
mal escrita
mal dita
y duela.